Johnny Alberto Salazar
NAGUA.-Como cada año he recibido docenas de invitaciones para participar en cenas, comidas y bebentinas.
Suelo ir muy poco a este tipo de actividad sobre todo porque me he encontrado con que las convocatorias en su mayoría provienen de politiqueros que quieren continuar tomándoles el pelo a todos a propósito de que estamos a la puerta de las próximas elecciones.
También me he limitado a acudir a las invitaciones porque me he encontrado con unos cuantos “colegas” que se pasan de glotones.
Pero esta vez decidí reducir o casi eliminar participar en estas actividades.
LES EXPLICO EL POR QUE
De las tantas invitaciones que vienen de los linderos de todos los partidos e instituciones publicas, decidí ir a la correspondiente al sindico Inocencio Mercedes, en los salones principales del Ayuntamiento Municipal.
Entre y note que entre la multitud que allí disfrutaba de cuanta comida y bebida se pueden imaginar, no estaba el colega periodista Miguel de la Cruz Balbuena y su esposa Idalia.
Les cuento que hace meses Miguel esta ciego por problemas agravados de catarata e Idalia esta prácticamente invalida debido a un accidente que le provoco heridas cuando cubría una de esas actividades proselitista.
Una de las heridas no ha cicatrizado y su situación la ha llevado a gastar hasta el ultimo centavo que consigue.
El sueldito de maestra de primaria que gana en el gobierno no le alcanza ni siquiera para las recetas y mucho menos para ayudar a su compañero Miguel.
Ambos trabajaron por más de 30 años en el periodismo, sobre todo en aquellos años que no era tan fácil hablar o escribir.
De esos años, 15 lo dedicaron al periódico El Costero, el que muchos esperaban.
Para entonces todos les visitaban en su humilde vivienda ubicado en uno de esos barrios de la periferia, también les llegaban invitaciones de todos lados.
Hace cerca de un año que los problemas de salud de Miguel e Idalia se agravaron.
Desde entonces no reciben mucha visita y mucho menos reciben las invitaciones y tarjetas relacionadas con la época.
Es que parece que ya Miguel e Idalia no sirven para publicar o decir cosas como antes lo hacían.
Pero bien, retomemos el tema de la cena en el Ayuntamiento.
Les decía que cuando llegue al lugar no vi. al siempre alegre Miguel Balbuena, ni a su mujer.
Tome algunas fotos y decidí marcharme.
Me marche triste porque si bien es cierto que gran parte de los políticos no se acuerda de Miguel e Idalia, tampoco escuche a algún periodista, fotógrafo, camarógrafo, o locutor, tomar en cuenta su ausencia.
Le he visitado en múltiples oportunidades y les cuento que en su casa, en aquella habitación que le cobija, me he encontrado con Napole Jiminian y con Allende Polanco.
Ambos han ido a llevarle algunas cosas materiales de esas que todos necesitamos.
Miguel, me ha contado que casi todos se olvidaron de que existe.
Recientemente se le practico una cirugía con la esperanza de que pudiera recuperar la visión, pero su situación es peor.
Ante la indiferencia para con Miguel e Idalia, he decidido declararme en rebeldía hasta conmigo mismo.
No he atendido a ninguna invitación y en cambio me he tomado tiempo para reflexionar que “lo mismo que le ha pasado a Miguel y a Idalia, me pudiera pasar a mi si quedo ciego o invalido”.
¿Donde estarán esos amigos que antes le hacían coro a Miguel y a Idalia?-
Y pensar que aquellos que no se acuerdan para nada, si uno de estos (Miguel o Idalia) murieran, seguro que serian los primeros en mandarle una corona de flores brien grande, aunque les cueste lo que le cueste.
Yo, por lo pronto incrementare mi rebeldía dejando este 24 de diciembre a aquellos que dicen ser mis amigos y hasta una parte de mi familia, para en cambio acompañar a Miguel y a Idalia, en la tradicional cena de la Noche Buena.
Quiero compartir mi pedazo de pollo y mi pedazo de pan con ellos, tal y como lo he hecho por casi una década con personas enfermas, no videntes, ciegas y con otros problemas de salud.
Por lo pronto he hablado con el Padre Rogelio Cruz, sobre la situación y me ha confirmado que tiene un medico especialista amigo que puede ayudar a resolver el problema de visión que tiene Miguel.
Y ojala que vuelva a recuperar su vista, para que vea quienes son los que decían eran sus amigos.
A Miguel y a Idalia, quiero llevarle un fuerte abrazo.
Reír y llorar con ellos y desearle Feliz Navidad.
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