Por Robert Vargas
Ensanche Ozama.- Apenas le faltaba muy poco tiempo a Darling para cumplir sus 13 años. Era un muchacho robusto, muy fuerte.
Su tamaño no se correspondía con el de un chico de su edad. Era muy alegre, como lo fue el pasado miércoles. Era juguetón.
A pesar de tener un dolor en el lado derecho del vientre,
cuando fue llevado al Centro Médico Universal, de la calle Club Rotario, Darling aprovechó para cortejar a una de las doctoras que estaba en la sala de emergencias.
Todo parecía que sería una de esas visitas a la sala de emergencias que terminan con un calmante de algún dolor.
Pero no fue así. El final de Darling estaba cerca. Su vida estaba a punto de apagarse y la palabra mágica pareció ser ¡30 mil pesos!
Exactamente lo que costaría una intervención quirúrgica para tratarle una supuesta "apendicitis".
La madre de Darling, Keysi, hermana del concejal perredeísta Elías Sosa, narra que a su niño "le pusieron una inyección que lo mató".
Ella no cree la versión del centro médico de que la apendicitis se complicó.
Ciertamente, el muchacho había tenido algunos dolores durante la madrugada y fue durante la mañana cuando lo llevaron al centro médico Universal, al que asisten miles de maestros afiliados al SEMMA.
Uno de los hermanos de Darling narra que "le sacaron un chin de sangre para hacerle unos análisis y cuando se dieron cuenta que era un paciente privado, sin seguro, dijeron que se trataba de una apendeicitis y calcularon que eso costaba 30 mil pesos. Darling conversaba y jugaba piropeando a la doctora".
Ninguno se imaginaba que poco después el chico estaría muerto.
Los parientes narran que el anestesiólogo de la clínica les explicó que "él estaba muy inquieto y le pusimos una inyección para tranqulizarlo y le dio una alergia".
Narran que el personal médico lucía nervioso y no quería permitir que los parientes vieran al muchacho en el quirófano. Era que ya estaba muerto y trataban de buscar una explicación al deceso, por eso hicieron a la carrera un parte médico lleno de contradicciones, según los parientes.
La dirección del Centro Médico Universal, cuando se dieron cuenta de que ya no podían ocultar más tiempo que el muchacho que entró caminando minutos antes se les había muerto, entonces llamaron a la Policía a la que le dijeron que un grupo de personas "quieren matar a un médico".
En esas cirunstancias, la policía llegó en forma masiva al lugar, dos "casita duplex", tres unidades dobles y un montón de agentes al mando de un coronel.
Parecía que iban al combate contra delincuentes.
Allí estaban llorando a su muerto, Keysi, la madre de Darling, el regidor perredeísta Elías Sosa; su hermano,el periodista Julian Sosa, Relacionista de la Universidad Autónoma de Santo Domingo y profesor universitario; sus tíos, todos profesionales, los hermanos del chico, los amigos, la maestra que le enseñó a leer a los cuatro años de edad.
El personal administrativo y médico escapó dle sitio y dejó a la Policía que se encargara del asunto. No tenía forma de explicar de manera convincente la muerte del chico.
Se largaron tanto del sitio, que ni siquiera se percataron que la cámara de video de Ciudadoriental.com grabó el rostro del cdáver sin ninguna seña de "alergia".
Después, en forma temblorosa, le entregaron en un frasquito de compota a la Policía Científica, algo que extrajeron del cuerpo del cadáver.
La familia está convencida de que se lo mataron por una mala práctica médica.
Darling, que llegó con un pequeño dolor, pero jugando, a la clínica, es hoy un cadáver.
Cuando se producía el incidente, los pasillos del centro Médico Universal estaban repletos de maestros y sus parientes.
El SEMMA tiene a ese como uno de los centros en los que brindan atenciones a miles de maestros y sus pacientes.
Durante las noches, cuentan testigos, tienen un solo médico de servicio que debe atender, simultáneamente, a los pacientes que llegan al servicio de emergencia y a los que están ingresados en la tercer planta.
-"¿Y si se pone grave uno arriba y otro en la planta baja al mismo tiempo, cómo resuelven la situación?", le preguntó un paciente conocido por Ciudadoriental.com a una enfermera.
Esta respondió sonriente:
-"Bueno, se emboroma uno de los dos".
Después de eso, ese paciente no ha regresado jamás al servicio de emergencia de ese centro sanitario.
Imprimir esta página