Carlos Paulino Lachapelle, quien permaneció detenido durante cinco meses por el caso del secuestro de Eduardo Baldera Gómez, reiteró este jueves que recibió tortunas en destacamento de la Policía Nacional en Nagua, por un hecho del que afirma ni siquiera tenía conocimiento.
El testimonio del hombre ocurre cuando el informe del gobierno de los Estados Unidos sobre los derechos humanos denuncia la corrupción de la policía del país y sus prácticas como la tortura y los asesinatos fuera de la ley.
Dice que durante las torturas que recibió, sus verdugos le rompieron los dos brazos, en los cuales hasta la fecha todavía presenta traumas que le impiden desenvolverse con normalidad. “Para bañarme y comer tiene que ser con ayuda de una persona, porque todavía no he podido valerme por mi mismo”.
Paulino Lachapelle fue apresado el 19 de septiembre al salir de unas fiestas patronales en Pimentel, Nagua.
“Producto del interrogatorio, cuando estaba colgando me apretaban mis testículos y me los retorcían; inclusive, al día siguiente, cuando pude hacer pipí fue totalmente ensangrentado”, narró al ser entrevistado por la vía telefónica en el programa de Huchi Lora y el Equipo, que se transmite por CDN La Radio.
Paulino Lachapelle, quien duró preso siete meses en La Victoria, dijo que los golpes le fueron dados por cinco hombres en el destacamento de Nagua, donde fue llevado al otro día de producirse el rapto del joven Baldera.
Expresó que en el destacamento de Nagua permaneció solo horas. “Después de recibir la tortura, que me dictaron la medida de coerción, luego pasé a la cárcel de la fortaleza de esa localidad”. Añadió que cuando le conocieron las medidas de coerción ya tenía las lesiones y que el representante del Ministerio Público presente no se refirió a la situación.
“Para serle honesto, no sé si él se fijó o no quiso, o no sé, porque en ningún momento se dirigió a la tortura”, dijo al ser cuestionado sobre qué hizo el Ministerio Público durante la audiencia, al ver sus lesiones.
Explicó que, aunque los hombres no tenían uniformes, por la forma en que actuaron sabe que eran policías y que luego de torturarlo lo llevaron a un hospital de esa localidad.
“Cuando me trasladan a la fortaleza de esa comunidad, pido que me suministraran algún medicamento, algo porque no aguantaba el dolo, me trasladaron hacia el hospital público de esa localidad, ahí me suministraron unos medicamentos y luego me trasladaron hacia la fortaleza”, narró.
Explicó que durante las torturas, las cuales se prolongaron por varias horas, en las que lo colocado a una altura de tres metros, lo poco que podía escuchar era que le preguntaban: ¿Dime dónde está?, ¿Quién es?.
Ahora, Paulino Lachapell, de 31 años y psicólogo de profesión, dijo que se propone demandar, pero que no sabe exactamente a quién.
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