Por Claudia Fortuna
Mientras participaba en una convención de diablos, en donde era el invitado principal, el Diablo Mayor, entre tragos y risas, explicaba cómo era su nueva vida, al tiempo que instaba a los presentes a seguir sus pasos. Decía: -Todos piensan que soy tan tonto como para vivir rodeado de llamas y brazas incandescentes- qué disparate!. Con este calor tan terrible! Hay que ser verdaderamente loco.
Cuando me arrojaron del cielo, me advirtieron: Te vas para República Dominicana y vivirás allí por el resto de los siglos. Te asarás con el calor por la falta de energía eléctrica y si eso no te mata, lo harán el humo de las plantas o los vapores tóxicos de las baterías de los inversores. ¡Cuanta sabiduría la de Satanás!.
Incluso me dijeron que ya se había repartido un “dinero” para que siempre hubiera problemas en las redes de distribución eléctrica, también para que el PRA fuera un centro de corrupción y que todas las instituciones que se crearan para mejorar el servicio sólo sirvieran para crear empleos para los familiares de los Encargados.
Creyeron que me la habían puesto en China. ¡qué inocentes!
Desde que llegué aquí averigüé en dónde vivía algún familiar o “querida” de un “poderoso” para mudarme allí porque ahí no se va la luz. Después me conseguí un aire acondicionado de los que se robaron en el hotel de San Pedro de Macorís, a seguidas soborné a uno de los custodios de los bienes incautados a un famoso narcotraficante para que “se perdiera” uno de sus vehículos de lujo (no iba a andar en una guagua “cogiendo grajos”) y luego de hacer otros “amarres” armé un lío con unas torres, puse a circular un video de Agosto y entre chanchullos de amenazas a un periodista, un plan de indexación, los planes de quitarle fondos a la lotería y la utilización de los fondos de pensiones, logré que empezaran a verme como un “angelito” .
Duermo en una suite a todo dar, como a la carta todos los días (me conseguí un empleo en el Congreso en donde me cubren gastos de representación) y aunque todos saben que no me gusta trabajar, acepté este porque allí voy cuando quiero y sólo tengo que levantar la mano. Cuando tengo alguna “chercha” meto un cuento y me voy. Si quiero vacaciones me invento un problema cardíaco voy a Miami, Boston o Nueva York a “chequearme” Y, si mi estilo de vida se ve amenazado por algún “iluso” que crea que puede cambiar las cosas, pongo a la iglesia a hablar de política, a los médicos a hablar de huelga y a los transportistas a contemplar un aumento en los pasajes.
¡Lo tengo todo cubierto! Desde que Dios me desterró del cielo para el mejor lugar del mundo situado en el” mismo trayecto del sol.” Vengan a vivir conmigo y con mis cogollos nacionales; que no se arrepentirán.
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